Saturday, September 16, 2006

dime qué cantas y te diré quién eres

Ayer fui a la marcha, y como buena niña analizada desde los 18 esperaba encontrar alguna punta para resolver “ciertas tensiones que me atraviesan desde hace ya tiempo”. Claro que no las pude resolver, ningún tipo de tensión se resuelve con una marcha. Pero sí pude acumular alguna que otra evidencia empírica para sumar a todo eso.
A las 17:30 nos encontrábamos con mis compañeros de la facultad en la puerta, MT y Uriburu. Pasando por Junín los vi a los chicos del normal 9, cantando la canción mítica que aprendieron seguramente de la película, como la aprendí yo. Nadie sabe muy bien en base a qué nosotros (me incluyo con un poco de descaro entre los del Normal) construimos nuestra memoria, ni de dónde sale ni cómo se desarrolla nuestra noción de resistencia. No sé si tenemos concepto de la resistencia, como tampoco sé si se investigó o no al respecto.
La cuestión es que llegué a la facultad bastante conmocionada de haberlos visto ahí, tan jóvenes, me acordé de la primera marcha a la que fui sola, en el 99… le transmití esto a mis amigos con bastante pudor. “¿En qué momento- pregunté- empezamos a venir a las marchas sabiendo que ninguna tensión se resuelve en un marcha?”. Silencio. Acto seguido cambiamos de tema y empezamos a mensajearnos con los que estaban llegando tarde.
Salimos para plaza Hussey, donde ya había un montón de gente. A grandes rasgos estábamos todos, a tal punto que en cierto momento, las ausencias llegaron a sorprenderme más que los encuentros. Convencida de que no era la praxis lo que estaba haciendo, convencida de mi no exaltación por elhechosocialquemeatravesabaelcuerpo, me dediqué a observar, o mejor dicho a escuchar.
Decir que las canciones de protesta hacen audible al imaginario social de cierto sector constituye prácticamente una obviedad en el 2006, para aquél que cree que existen todavía las canciones de protesta. Esta vez todo eso fue muy claro (casi triste), y me sirvió para llegar a una conclusión: La gente que va a las marchas a favor de una educación pública, laica, etc., sigue teniendo pelos. Los pelos les salen “muy a pesar” (o a causa) de sus cabezas progres, de sus padres profesionales o sus profesiones, de sus docencias, de sus noctámbulas lecturas de bourdieu.
Paso a la evidencia empírica: en general marché con la columna de sociales, pero en cierto momento estuve con suteba. Los docentes a mi alrededor no podían ser otra cosa que docentes. Tenían cara de docentes, voz de docentes y cantaban como docentes. Entre sus muchas canciones, hubo una que me llamó particularmente la atención, porque fue cambiando la letra a medida que se la cantaba:

“qué cagazo (bis)/ docentes y estudiantes/ como en el cordobazo”
Y después:
“qué cagazo (bis)/docentes y estudiantes/ como en el argentinazo”.

Empecé a buscar la mirada cómplice de algún/a compañero/a , pero no la encontré. Le dije a MC “viste?, es como en Los Herederos, ni el docente ni el estudiante se reconocen como obreros, como trabajadores”. El cambio del “cordobazo” al “argentinazo” fue un cambio honesto, necesario. Porque se sabe que la lucha del piquete y la cacerola no fue ni será una sola. Porque en la misma marcha “por mayor presupuesto” del año pasado, los chicos de la facultad les temían a los grupos piqueteros. Les temían lo suficiente como para directamente cambiar el rumbo de la columna mientras ellos hacían de grupo de choque.
Lo mismo con “universidad de los trabajadores” porque claro, quién puede pedir por su unidad, si nadie se reconoce como trabajador?

La clase media sufre sufre y sufre su propia contradicción. La culpa de su necesidad de diferenciación la carcome y la rompe en mil pedazos. Porque el 20 de diciembre se fue clareando, porque el presidente que tan bien la representaba resultó efectivamente representarla bien: los obreros de las Heras no son docentes ni tampoco estudiantes, los piqueteros no son docentes ni tampoco estudiantes. Porque el presuspuesto educativo no puede tocarse, eso es barbarie, pero reprimir (aunque no brutalmente, claro, eso sería autoritarismo) a esos grupos pagos, cooptados por chiche duhalde, que te votan por el chori y la coca, eso no es barbarie. A lo sumo los amparamos y los cuidamos (de macri, por ejemplo) a lo sumo no nos quejemos si el piquete no nos permite pasar, pero por favor, nunca, nunca jamás formemos parte de eso.
“docentes y estudiantes como en el argentinazo” fue el mensaje más claro que la marcha pudo llegar a emitir, porque quién entiende a la clase media? Cuándo se acaba la clase media?, los “nuevos pobres” de las investigaciones que aparecen en los 90, dónde están? Algo me dice que estaban ahí en la marcha, algo que no son ellos. Ellos están siempre en defensa de. Porque pedir por una facultad para la clase obrera implica decir que no se es parte de esa clase obrera.
La clase media progre porteña es una serpiente que se muerde la cola. Y cuando se la muerde queda un anillo con una onda étnico-autóctona que cuaja perfecto con el perfil de Cris, una montonera que transitó esta calle, ahora sí que no me cabe la menor duda.

1 comment:

Anonymous said...

clarísimo