La facultad tiene la facultad de aplastarme como si de una heladera amarilla de casa de vacaciones de la Costa Atlántica se tratara y por ejemplo hoy: ir digamos en taxi y tardía la lluvia me caía al bajar me iba cayendo desde todos los sentidos, que no eran ni mentados ni subjetivos pero lo que menos sentido tenía era ir hasta allá escribir seis hojas de parsons y hacerme ojitos con Ayudante que me rondaba me rondaba cerquita no sé si por amor o vigilancia eso queda en su corriente de conciencia pero igual todo bien con él: sus rulos me remiten a alguna planta de hojas carnosas y su sweater a woodstock y a la felicidad. finalizando el período evaluativo y cercana a woodstock que finalmente sentado bellísimo y cansado al lado mío, todo devenía tan hippie en el medio de la ira de la era parsoniana que a la salida dije a mis camaradas en voz clara y audible “cómo me gusta Ayudante, es increíble” él estaba justo atrás mío qué sorpresa y yo pensé que por ahí cuando digo “no tiene sentido ir” es porque probablemente así sea.
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1 comment:
no entendí lo que entendiste (tengo fallada la doble hermenéutica). me explicás? gracias.
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