Me llegó un mail a mi humilde casillita de… Aníbal Ibarra. Por un segundo se me frenó el corazón, me agarró una especie de persecución extraña: un mail de Aníbal, qué pasó, qué hice, cómo tiene mi mail, cuál es mi vinculación con el albertismo?
De pronto recodé que ayer me subscribí a su página personal, no pude evitarlo: cuando la abrís está el video de un Aníbal humanizado, charlando desde el escritorio de su casa con un sweater muy nico repetto, todo re distendido re. Bueno, el tema es que cuando abro el mail, me encuentro con una “nota” de Epsztein en defensa de la “gestión” de Antolino, con acusaciones, metáfora religiosa y hasta psicoanálisis de café incluido!.
A todo esto, Kirchner no quiere hablar de candidaturas hasta el año que viene (o sea: si estás esperando que venga el Papa y te bendiga, te vas a tener que sentar, nene), y Macri no sabe si va a ciudad, a nación, o a provincia. En el progresismo, por las dudas, ya se están sacando los ojitos. Cómo me divierte el año electoral.
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