Hace quince días quería volver a rezar como a los siete, y ahora quiero volver a una fiesta del nazio: vamos creciendo. Tomarme un par de destornilladores hechos con alcohol metílico (50 ctvos each) y mirá, vino tal, ahora está con tal pero la caga con tal, sí, esa, la novia del forrrrro de tal y oy!, ahí se cruzaron y uuuuuuuuuuh pintó quilombete padre pero mal, escuchá, escuchá, en la pista de adelante están pasando la de the clash. Vamos entonces para adelante, donde hay más luz y menos cumbia y los cuerpos reposan (son como ángeles punkies caídos del cielo ramonero) sobre la mesa de pool, y mirálo a nachi con la culo trapezoide, bombeando para la multitud que salta salta salta, hit me you can´t hurt me, suck- my- kiss.
Si te acercás a la barra, te comprás un orgasmo de pitufo. Si la hace la 12, si es una fiesta Petrovich, los pochochos húmedos salados son gratis. Si es en BB, a la salida ves el congreso amaneciendo (si lo podés ver): una postal republicana. Entonces, vomitemos, pues, sobre lo burgués pero sabiendo, eh, sabiendo que se es parte. Vomitemos: ey, chicos, es verdad que la tomato tuvo coma alcohólico el viernes pasado o es histeria?, es histeria, verso, chamuyo, troiana fabula clara est. Est difícil la situation: no quiero que se entere que gusto de él, ¿y qué querés?, sólo quiero verte poguear. Chicas, de dónde vienen los chicos hermosos?, De qué lugar?, Militás en el puente?, militás?, militás en el PO, o nó? O qué? O sos adherente?, De quién gustás?, me gusta esk -p, escuchás ska/ escuchás nirvana? qué escuhás? Nunca me escuchás cuando t digo las cosas!, escuchala a Stein que sabe, a mí me cae mal, mí me cae bien, stein.
Y cuando llegue a mi casa hoy, después de un laaaargo día de “¿quién era que estaba quinto en la lista telermista?” pero finalizado a toda poesía a toda metalurgia de la liturgia del taller de arreglar textos, de armar textos con textopartes, voy a agarrar la carpeta de cuarto, esa de folios y con la cara de john lennon que además es el único hombre en el mundo que no me … ni me va a… voy a agarrar la carpeta, y voy a buscar todas las cartas de Lau y del resto de las puelitas. Voy a poner todo ese “material” en un estante preferencial de mi biblioteca (sí, tengo!) y le voy a prender cinco velitas, una por cada año. O que sean seis: una por cada y una más, para que pidas un deseo: vivir eternamente en el secundario. Eso es lo que siento que yo en este instante fecundo.