Hugo, poné cuarta y pasá

El lunes a la marcha de los derechos humanos, esa cosa ridícula del tanque de libros y la murga de Roy y la conciencia intranquila por ir a la marcha de la buena conciencia.
¿Qué demandas democráticas articula Juicio y Castigo? Dos demandas: Juicio y Castigo. En los noventa, en cambio...

El martes, no: nada de preguntarse qué hago acá, qué significa ese tanque de libros (¡por dios!, ¡¿es para los turistas, tarado?!) , sino la certeza física de encontrarme varada en Viamonte y Callao, por culpa de una marcha de autos, literal, arriba del 29 que me llevaba a Barracas. Qué sale de la junta entre una progre de Caballito y un pejota de Barracas, je ne sais pas, pero no es eso lo que más me interesa del martes. Llegué a destino, decía, me golpeé la cabeza contra una estufa, me hice un chichón, me senté a comer pizza, puse TN y... Pérsico demonizando la sojización del campo y llamando a no sé quién a que volviera a plantar duraznos, “yo se los compre, eran muy buenos”, y diciéndole a una indignada Mónica Gutiérrez ¿ pero usted no se da cuenta de que la primera que salió a cacerolear fue la Pando? y después, el contrataque telefónico de Elisa Carrió, "estamos pariendo una República..."

Ahí me cebé.

Llamamos a los amigos y partimos para la plaza espontáneamente (¿ven lo fácil que es ser Clarín?) a bancar la política económica de impuesto a las exportaciones encarada por un gobierno (bueno, permítanme hablar de uno) que sacó a la mayor parte de los productores del endeudamiento provocado por la convertibilidad y los puso a producir. Y tipo 12, en Diagonal Norte y ...¿Alsina es?, ya estábamos todos juntos, Dani, Puerti, Bandi y yo.

Algunas observaciones sobre la marcha:

1) Los medios le dicen “aparato” a cualquier cosa. Por favor, en honor a los verdaderos aparatos y a todo el esfuerzo físico económico político y mental que insumen, no lo hagan más. Yo conté menos de diez militantes del Movimiento Evita, los de la Jotapé se convocaban por celu, tipo: “cheeee, estos hijos de puta en la plaza, viejo, no puede ser, estoy re caliente”, y los de D´Elía, se sabe, podrían haber sido muchos más.

2) Y vinculado al punto anterior: la diferencia entre saber por qué se marcha y ofenderse (raigambre machista de por medio) con un discurso que demuestra, finalmente y después de mucho tiempo, que si un pueblo te elige para gobernar, tenés legitimidad para operar sobre los intereses privados cuando estos van en contra del bienestar de la mayoría.

3) Muchos de los de la plaza del sí estaban a la espera, desde hacía ya tiempo, de un discurso partisano. Atenuado, tibio, pero partisano al fin: uno que se sabe a sí mismo en perspectiva, que trastoca los valores existentes y busca una explicación desde el cuerpo. Esos, y claro que los había, eran los que se abrazaron y lloraron cuando sacaron a los rugbiers o bueh, a los que quedaban, de la plaza. Y les juro que había que estar ahí: primero, en la corrida a la pirámide por Avenida de Mayo “para recuperar la plaza, compañeros”, y después , una vez en el centro “no, no, no nos quedemos en la plaza, vamos a la esquina así no vuelven a pasar”.

Y algunas conclusiones sobre lo anterior:

1) De verdad, ¿por qué es mejor no estar organizado?, ¿Alguien me podría decir si eso tuvo raigambre en el último gobierno militar o en la crisis del 2002? De verdad, no me acuerdo: en el 97, ponele, ¿estaba mal ir a la Plaza en micro?

2) Dos conclusiones: Primero, papis y mamis, eduquen rápido a esas chicas de Belgrano que divagaban en vivo sobre el campo que nos da leche, carne, vaquitas.... la institución matrimonial está en crisis, de verdad, y en la población urbana, además, los salarios de los varones y las mujeres están cada vez más equiparados, lo cual resta chances de acceder a “la manutención”, y desde el 2002 a esta parte se incrementó notablemente la proporción de madres principales preceptoras de hogar, lo cual afirma la tendencia de la que hablamos ahí arriba. A esto sumemos que no hay suficientes polistas para todas esas cacerolas, con lo cual (ley de oferta y demanda, you should know) las nenas se deprecian y ya no alcanza sólo con el capital estético: hay que saber mantener una conversación, bailar, cantar, no sé, algo que incremente el capital intelectual de estas potras y las vuelva competitivas en ese mercado matrimonial.

Segundo, y ahora hablando en serio, este conflicto trae aparejada una cosa bastante novedosa para los útimos 30 años, que es que más allá de todo lo regresivo de este gobierno, las cosas ya no pasan de manera “natural”, sino que hay política: eso es bueno porque quiere decir que los que no tenemos grandes propiedades, ni somos empresarios, ni tenemos capital financiero ni capital de ningún tipo salvo nuestra fuerza de trabajo, también tenemos aire para elegir qué queremos para nosotros y nuestro país. Hace diez años, a nadie se le iba a ocurrir que los sectores concentrados podían llegar a tener intereses opuestos a los del Estado, ni siquiera coyunturalmente, porque todo estaba aceitado para que el 1% de la sociedad simplemente hiciera caja sin que nadie tuviese que asumir ningún tipo de compromiso. Ahora, y dejando un segundo nada más de lado la diferenciación entre pequeños y grandes productores, nos damos cuenta de que existe todo un aparato legal e institucional que nos protege. Eso es lo que le da sentido a muchas cosas, como por ejemplo al Estado o a ir a votar, afiliarse a un partido o a un gremio y generar, en el proceso de organización, lazos mucho más duraderos que los que se dan cuando nos cruzamos una vez en un cacerolazo. Lazos que nos protegen, nos comprometen y hacen nuestra vida mejor, no peor.
Libertad positiva.

2) Lo malo es que los que estamos a la espera del discurso partisano somos siempre los mismos. Entre “La Gente” y “el Aparato”, además de mediar un prejuicio clasista, y hasta diría racial, media un debate entre la política como el juego de las corporaciones, o para decirlo mejor, de los colectivos organizados, y la política de la opinión pública, que por existir como debate, lo que deja en claro es que no hay Un Solo Mundo Libre en donde no hay enemigos.

Obvio que instigar a la violencia está mal, y obvio que D`Elía no es un goleador eficiente y que cooperaría mucho más si se callara la boca. Obvio que reactivar dicotomías viejas implica hacerse el boludo (o la boluda, Cris) con la agenda actual. Obvio que el IVA es un impuesto regresivo y obvio que no se dio a fondo la discusión sobre el impuesto a las ganancias. Obvio que hay 40% de empleo en negro y eso se traduce en un montón de gente que no puede pelear con el que lo contrata absolutamente nada, y esa es la discusión más grossa sobre la distribución de la riqueza. Obvio que el chabón que participa de un pool de siembra no es el más malo de todos, y obvio que la Federación Agraria no es golpista como le cantaron el martes a la noche los que lloraban del lado de la jotapé.

Lo que no es obvio es que por una vez todos estemos discutiendo qué tenemos que hacer con nuestra plata, lo cual puede llevar a que tarde o temprano todos digamos “ah, pero por qué las retenciones no están coparticipadas si la constitución dice que nuestro gobierno es federal”. Ya sé, no vivo en una botella de coca light y son muchas más las chances de que eso no pase, pero al menos ahora existen esas chances. No es poco.

Entonces, en resumen, no cebarse en la confrontación y usar categorías nuevas, siendo honesto con las cuestiones que dividen (para que no seamos siempre los mismos que quieren el discurso partisano), pero sí trazar la línea entre “ellos” y “nosotros”.

Un consejo que MEC resumió a la perfección, que todo el mundo está dando, y con el que coincido, es tirarle una punta a los pequeños productores (que, no nos hagamos los boludos, en su mayoría son millonarios gracias a la apreciación del valor de la tierra, no es que se van a morir de hambre) para sentarse a negociar. Pero si esto no sucede, y reitero, espero que sí, los porteños van a notar que no son lo mismo que “El Campo”, y que “El Campo” está dispuesto a no pasar alimentos a todos los que hacemos el esfuerzo de vivir en una economía devaluada para que ellos puedan exportar. “El Campo”, si pudiera, nos vendería la leche en euros. Y la Federación Agraria va a tener que reconocer que esta vez jugó para el lado equivocado, que por algo la CTA se pasó de bando, y que los favores de los "pobres" a menudo no se pagan, porque la carne de cañón vale mucho menos que la de exportación.