Al principio de nuestro amor yo no podía dormir me quedaba con los ojos abiertos en lo oscuro y me ardía el pecho por la velocidad de los sentimientos perdón que uso esta palabra pero es así me ardía de tan rápido el amor y el amor a no entender el amor sonreía sin parar en lo oscuro de las cosas Y lo cierto es que ya no se trata del amor que no lo tenemos es que los ojos abiertos las manos el no saber qué hacer con ellas es algo que tuve en mí es algo mío lo sigo sintiendo cuando escucho Spinetta o lo escucho hablar cuando leo algunas cosas de Clarice Lispector y después de hacer al amor también es un momento chiquito lo ácido se me va, se me va la media sonrisa y es superior a lo que llamo placer el verbo que más se acerca es “creer” es un instante en el cual yo creo y creo con el cuerpo porque creer con la cabeza es fácil pero no es un verbo es casi una experiencia pero no es una experiencia es algo mío está en mi valija yo te lo llevé y te lo presté me lo ejerciste te lo efectué hoy me brilló un rato sigue ahí es mío soy yo que me llamo y me recibo desde mí brillando me dice que soy una mujer y de hecho soy esta mujer es un instante en cual me reconozco en mí y me lloro pero bien me lloro lindo como prerreflexionando como en un trance de luz que no es luz que no es orgasmo que no es dulce no es amargo no es agridulce es solamente toda esa ola del no decir y el pulso sobre todo el pulso como recordándome que estoy viva y eso es algo que siempre lo sé pero nunca soy tan lúcida al respecto.