vuelvo del taller de escritura y camino
las cuatro cuadras que hay desde
la parada del 106 hasta
mi casa. los ejercicios de azar
que hacemos en el taller me angustian
y no sé por qué: una patada
en el pecho (un poco más arriba
del esternón) que no me deja hablar.
llorar tampoco puedo y quedo
muda. aunque estamos en septiembre hay bruma
se amontona alrededor de las luces
de la calle y forma iris. trato
de pensar la relación entre
los ejercicios de azar y los últimos
mails que él me mandó. no la encuentro
y pienso fuerte y el pecho
me arde. ninguna respuesta
tentativa me conforma y creo
en la tercer cuadra que nada
de lo que toco me asusta:
todas las casas los adoquines
los árboles están en su lugar.
incluso la camioneta de
cucha cucha y arengreen ¿nunca nadie
la usa? en la cuarta cuadra un perro
pasa corriendo y del otro lado
una mujer pasea a un perrito.
se van a pelear y el perro me va
a seguir o me va a morder. camino
un poco más y un hombre desde un auto
que está entrando en un garage me dice
que el perro no me hace nada. me sonríe
por la mitad y me mira por
la ventanilla abierta del auto
desde abajo hacia arriba justo
como miraba lady Di. Dudo
un poco y elijo temerle al perro.
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